El escritorio de la trastienda

El escritorio de la trastienda

lunes, 22 de septiembre de 2014

Soledad II



Como un borracho anhela otro trago
Busca el cariño y el calor de un abrazo
¿Quién se preocupa de él cuando está solo?

Cuando mira alrededor y el pulso de acelera
Y le invade ese miedo irracional que desespera
¿Acaso ha de pasar otra noche en vela?

No hay recuerdos que llenen el vacío
Ni conciencia de los momentos vividos
Sólo angustia que es una losa en el pecho
Que llena de corriente todos sus nervios

Trata de dormir, pero el sueño no llega
Y sabe que será una larga espera
Se levanta impotente y se mira en el espejo
Y amargamente discute con su propio reflejo

Le pide que le dé una noche de descanso
Dulces sueños que mitiguen el pasado
Que naveguen plácidos por la mar serena
Mecidos por olas que arrullen su conciencia

Pero a cambio sólo escucha la lluvia en el cristal
Y cada gota que se estrella es como un puñal
Que penetra frío en su corazón
Que desgarra lentamente su razón

Pero sabe que mañana será otro día
Y él sacará de su cajón su mejor sonrisa
Y una gran nariz de payaso
Para que se rían de él un rato

Pero al final del día sabe que ella le espera fiel
Para que pueda disfrutar de su compañía cruel
Le llevará de la mano a través de las frías noches
Y le hará infeliz sin escuchar ni un solo reproche

Soledad, tus labios no tienen el dulzor de la miel
Ni tus abrazos son cálidos ni reconfortan
Y tu risa es fría y está cargada de hiel








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