Una emoción, un recuerdo, una caricia en el alma. Unas
palabras dulces, una sonrisa hermosa, un estremecimiento de felicidad.
Pasar las horas pensando en emociones latentes, flotar a través de los días en
el suave arrullo de un sentimiento vibrante pero sereno, que te lleva por la
vida gozando de breves pero intensos momentos.
A veces agridulce, pero siempre gozoso, el sabor de lo imposible te embriaga,
inundando de sensaciones tus sentidos pero nunca saciándote.
Sumergirte en un sueño y despertar inquieto, con los labios resecos por la sed
de cariño. Pero descubres que la realidad puede ser aún mejor. Sólo precisas
dejarte llevar por la marea, aceptando la dirección por la que te lleve.
Deseando ser rescatado por unas palabras de cariño. No estás solo, ya puedes
dejar de nadar contracorriente...
Pero la marea te conduce a una isla desierta, sólo que en ella habitan millones
de personas. Se cruzan todos los días pero no se ven. "Emerge del sueño
antes de que te engulla. Nadie te comprende ni a nadie le importa". Es un
lugar inhóspito con una decoración de ensueño. Podrías pasarte mirándolo toda
la vida, pero cuando te dieses cuenta ya no habría nadie allí. Sólo tú y tus
sueños.
Así que construyes una balsa con tus sentimientos y rezas para que no zozobre
en un mar de dudas, ansiedades y miedos. Y te lanzas de nuevo. No tienes miedo
a ahogarte. Sólo temes volver a aquel lugar hermoso pero frío, donde las
emociones no valen más que hermosas palabras dichas al aire.
Y cuando vuelvas a hundirte, al menos esperas haber dejado una huella lo
suficientemente profunda en alguien, que tienda su mano, te abrace con cariño y
te diga: nunca estarás solo.....
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