El escritorio de la trastienda

El escritorio de la trastienda

miércoles, 16 de enero de 2013

Continuidad



Su semblante desencajado no podría reflejar ni por asomo la sorpresa que crecía en su interior a medida que leía cada línea del libro recogido de la mano del hombre aplastado por el piano. Pareciera que el escritor narrase con pelos y señales aquellos momentos que transcurrieron desde entonces, y todo encajó a la perfección cuando acabó la última línea y levantó la vista hacia el objeto parecido a un piano que se precipitaba a gran velocidad.

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