El escritorio de la trastienda

El escritorio de la trastienda

viernes, 4 de enero de 2013

Todo está escrito (microrrelato certamen terror Edgar Allan Poe)



            Mojaba una y otra vez la pluma de ganso. Su pulso firme y los bellos trazos de su académica caligrafía inundaban las hojas del voluminoso tomo a la par que el oscuro literato de mirada torva escupía las palabras a velocidad vertiginosa mientras se atusaba el negro bigote. La historia había finalizado, y una vez se hubo secado la tinta, el joven escribano cerró el libro con estudiada lentitud, intentando calcular infructuosamente el número de historias escritas en el mismo.

            Miró a los cansados ojos del literato con una mezcla de temor y reverencia, mientras éste le alargaba los cincuenta dólares prometidos espetando a modo de despedida: “Bienvenido a la inmortalidad”.

            El sol brillaba en la ciudad de Baltimore, y el joven escribano se sentía extrañamente aliviado a pesar de conocer el momento y la forma exacta de su muerte, pues ya estaba escrito. Así fue como decidió dedicar sus últimos días a poner en orden su vida.

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