El escritorio de la trastienda

El escritorio de la trastienda

lunes, 21 de enero de 2013

Deportes de riesgo S.A.



            La vasta sala de un inmaculado blanco cegador contenía tan sólo un escritorio de metacrilato transparente y sendas sillas del mismo material para sus distinguidos ocupantes. El comercial, impecablemente vestido con un elegante traje de un oscuro brillante que contrastaba con la claridad de la estancia, tecleaba ágilmente sobre un teclado virtual frente a la pantalla holográfica, con una sonrisa cincelada en su bronceado rostro que dejaba al descubierto una dentadura de un blanco nacarado. Al otro lado de la mesa, una atractiva pareja se intercambiaban miradas cómplices y divertidas mientras esperaban ansiosos  las explicaciones oportunas.

—Como les explicaba hace un momento, debido al especial carácter de los servicios que ofrecemos, es imprescindible que firmen la cláusula que exonera a nuestra empresa de cualquier responsabilidad derivada del uso de dichos servicios —comentó el comercial sin variar un ápice su tono de voz ni la amplitud de su sonrisa.
—Eso suena como si fuéramos a meternos en algo peligroso —objetó el joven cliente apretando la mano de su novia.
—Bueno, les mentiría si les dijera que estas actividades están libres de ciertos riesgos. De ahí su nombre: “deportes de riesgos” —respondió el comercial soltando una risita despreocupada.

            Los jóvenes se miraron dubitativos por un momento, pero pronto dichas dudas se transformaron en convencimiento y volviendo la mirada hacia su interlocutor le instaron a seguir con sus explicaciones.

—Bien, estoy seguro que el catálogo de 2050 de “Retro aventuras” contendrá multitud de actividades satisfactorias para una pareja de aventureros como ustedes —prosiguió el hombre trajeado rebuscando entre los archivos de la base de datos—. Veamos, año 2012. Empresa privada. Generalidades. Trabajador por cuenta ajena. Contrato indefinido. 33 días de indemnización por año cotizado con un tope de 2 años para despidos improcedentes. 20 días si se trata de un despido objetivo. Contiene un pack de actualización con los extras “hipoteca a 40 años”, “familia numerosa”, “movilidad geográfica”, “nula conciliación familiar”…

            Los jóvenes se adelantaron en sus asientos mostrando un creciente interés. La avezada intuición del comercial le confirmó que iba por buen camino.

—Tenemos por aquí otra cosa. Vamos a ver… ah sí, es una expansión de “Trabajador por cuenta ajena” pero puede contratarse de forma individual. “Parado de larga duración”. 4 meses de prestación por cada año cotizado con un máximo de 2 años. Contiene todos los extras de “Trabajador por cuenta ajena”.
—¡Suena emocionante! —exclamó la joven—. Pero no sé si es lo que estábamos buscando. Se parece mucho a lo que ofrecen otras empresas.

            El comercial miró fijamente a la joven con su amplia sonrisa mientras tecleaba acompasadamente en el teclado virtual. Acto seguido dirigió su vista a la pantalla lo que consiguió, por difícil que pareciera, que su artificial sonrisa se agrandara aún más.

—Bueno, veamos lo que tenemos aquí. “Autónomo”. Sector en crisis. Beneficios inciertos. Cotización al régimen especial de trabajadores autónomos en la Seguridad Social. Evolución de la actividad incierta. Prestación por cese de actividad, pírrica. Con todos los extras de “Trabajador por cuenta ajena”.
—Parece todo muy vago… ¿no es así? —interrogó el joven.
—Sí, lo es… ¿no es excintante? —replicó emocionado el comercial.
—¡Lo es! —contestaron al unísono los jóvenes totalmente convencidos.
—Permítanme que les saque el contrato base para que puedan echarle un vistazo…
—¿Tendrá efectos secundarios? —inquirió el joven.
—Estrés, úlceras, cambios de humor, ansiedad… ¡Se lo garantizamos! —contestó el comercial ofreciéndoles el lector de huella digital—. Les aseguro que no se arrepentirán…

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